Vino espumoso gallego

El origen del vino espumoso gallego

En los últimos años ha aumentado el número de bodegas de las diferentes Denominaciones de Origen gallegas que se han sumado a la elaboración de vinos espumosos. Y es que si hay un producto que se relacione automáticamente con cualquier celebración, ese es el vino espumoso. Es por eso que los motivos sobran para recuperar esta tradición en Galicia.

Vale la pena aclarar que los vinos espumosos ya se elaboraban en Galicia en el siglo pasado. El potencial de la región para elaborar espumosos de calidad es muy notable y en este nuevo artículo te contamos por qué.

Historia de los espumosos en Galicia

Los primeros vinos espumosos gallegos se remontan a principios del siglo XX. En la década de los años 20, la Compañía Vinícola Gallega en Nigrán, elaboraba y comercializaba vinos espumosos con el nombre de Champán Galicia.

En las décadas que siguieron se continuaron elaborando y comercializando espumosos en Ourense, los conocidos como Gran Champagne Gulías. Y en la zona del Ribeiro, las Bodegas Ramos elaboraban vinos espumosos. Ya en los años 80, Bodegas La Patena del Ribeiro comenzaron a elaborar el espumoso Fin de Siglo.

Sin embargo, no fue hasta bien entrados en los años 2000 que en Galicia se empezaron a elaborar vinos espumosos de calidad por un número ya considerable de bodegas. Hasta el punto de que en la actualidad existen más de 20 espumosos gallegos en el mercado.

Elaboración de los espumosos gallegos

Galicia es una región con un gran potencial para la elaboración de vinos espumosos por muchos motivos. Los vinos espumosos de calidad deben presentar, entre otras características: una buena acidez, algo de verdor (acidez málica) y un grado alcohólico bajo. En Galicia éstas son cualidades fáciles de obtener gracias al clima, el suelo, la orografía, las variedades cultivadas y las prácticas vitícolas habituales.

La mayoría de espumosos gallegos se producen en las Denominaciones de Origen Rías Baixas, Ribeiro y Valdeorras. Las variedades estrella de estos burbujeantes caldos son el Albariño y el Godello. El Albariño, de gran intensidad aromática, frutal y ligero, aporta acidez y verdor principalmente. Mientras que el Godello, de aromas menos intensos, aporta estructura en boca (sensación de volumen) y permite que los aromas resultantes de la acción de las levaduras destaquen en el resultado final.

Método tradicional de elaboración

Existen diversos métodos para elaborar vinos espumosos, siendo el Método Tradicional o Método Champenoise el más laborioso, pero a su vez el que permite obtener vinos espumosos de la mejor calidad. Se trata de una elaboración compleja, que requiere de mucho mimo y atención. Si bien existen otros métodos para elaborar espumosos, éste es el que se emplea principalmente en Galicia.

Se debe seleccionar una vendimia adecuada, es decir, que presente las características de acidez, verdor y concentración de azúcares óptima. Después se elabora el vino tras una primera fermentación en depósito.

Posteriormente se embotella y se le hace el tiraje, que consiste en añadir levaduras y azúcar para que éstas lleven a cabo una segunda fermentación en botella. El vino con el licor de tiraje añadido se embotella y se le coloca un tapón de chapa especial para la elaboración de espumosos, adecuado al ancho de la boca de la botella.

En la fase de rima o de toma de espuma, las botellas reposan en horizontal en un lugar fresco y húmedo para que ocurra la segunda fermentación. Esta fase es sumamente importante ya que en ella se van a producir las burbujas de gas y muchos de los aromas tan apreciados en los vinos espumosos. Cuanto más lenta sea esta fermentación, mejor será la calidad del espumoso. Las burbujas serán más numerosas y más finas, aportando sensación de cremosidad en boca.

En la denominada fase de pupitre las botellas se colocan boca abajo con una inclinación de unos 30 - 40º en los denominados pupitres, unas estructuras inclinadas de madera u hormigón con orificios para sujetar las botellas por el cuello sin que se muevan. Éstas permanecerán en esta posición durante un periodo variable que dura aproximadamente dos semanas.

En este tiempo las botellas se van girando un octavo de vuelta de forma periódica (cada uno o dos días normalmente). Se realiza de forma manual, botella por botella, aplicando además del giro circular también un leve movimiento angular con el que se va aumentando su inclinación cada día. A la operación se la conoce como removido o remuage, y tiene como objeto facilitar el arrastre y decantación de las levaduras muertas y otras impurezas hacia la boca de la botella.

Una vez que las levaduras se han acumulado hacia el tapón de la botella, se realiza el degüelle. Esto consiste en retirar el tapón, y con él las levaduras muertas y otras impurezas generadas en la segunda fermentación.

Finalmente se añade el denominado licor de expedición a cada botella y se introduce el corcho, que es de mayor diámetro que el de vinos tranquilos, y se cubre con el bozal. El licor de expedición se emplea para conferir alguna característica deseada al vino espumoso, generalmente para endulzarlos, añadiendo azúcar en la cantidad deseada.

Según la cantidad de azúcar que contengan, los vinos espumosos se clasifican en:

Como podrás ver, elaborar un vino espumoso de calidad es una tarea compleja y exigente, por lo que el esfuerzo de las bodegas que elaboran estos vinos merece todo el reconocimiento. En el caso de los vinos espumosos, y como en todos los vinos, conocer su elaboración es vital para valorarlo como se merece.

¿Qué se puede comer con vino espumoso?

Los espumosos maridan perfectamente con pescados, mariscos, quesos, foie, carnes blancas y de pluma pero también con alimentos más grasos como el jamón ibérico. Debemos evitar, sin embargo, platos con un aroma fuerte (vinagre, curry, picantes, pimentón…) ya que estos aromas pueden afectar a la sutileza de este tipo de vinos.

Los vinos espumosos Brut o Brut Nature, maridan a la perfección con platos salados, platos ácidos o amargos, ya que el efecto carbónico del vino espumoso beneficia los sabores amargos (como los espárragos o endivias) e incluso con los sabores ácidos, aunque como ya comentamos hay que evitar los platos con mucho vinagre.

Las aves en general maridan bien con los espumosos al igual que las carnes blancas, cuyo sabor suave acompaña de maravilla la degustación de un buen espumoso gallego.

¿Y de picoteo, por qué no? Un buen espumoso gallego es un vino perfecto para servir junto con tapas, quesos o jamón ibérico o unas simples patatas fritas.

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