La volandeira (Chlamys opercularis o Aequipecte Opercularis) es un molusco bivalvo que pertenece a la familia de los pectínidos, se conocen popularmente como vieiras, pero hay distintas especies con sus diferentes características, no son lo mismo las volandeiras que las zamburiñas (Chlamys varia), ni las vieiras, que tienen un tamaño hasta tres veces mayor.
Hay diferencias destacables entre la volandeira y la zamburiña, en primer lugar la forma del cuerpo, la volandeira gallega es más redonda, como la vieira, mientras que la zamburiña es más ovalada. Otra diferencia es el color de la concha, ambas tienen la concha cóncava (la viera la tiene plana), pero la carne de la volandeira es más clara y la de la zamburiña tirando a rosada, violácea o color crema, destacando además el cuerpo rojo que acompaña a la volandeira.
Estas diferencias también se ven reflejadas en el sabor y la textura, aunque la volandeira es más fina que la zamburiña, esta última es más apreciada, siendo ambas de excelente calidad (hablamos de las que se capturan en Galicia), pero la gran distancia que hay entre los kilos de captura de una y otra, hacen que la zamburiña, de la que hay escasez, sea bastante más cara.
La alimentación de ambos bivalvos es el plancton, pero la zamburiña vive sujeta a sustratos rocosos, encontrándose hasta a 80-100 metros de profundidad, y la volandeira va nadando, precisamente se le conoce como volandeira por el modo de desplazarse en su medio, es decir, “vuela muy rápido”.
Las volandeiras frescas suelen llegar a nuestro hogar muy sucias. Podemos notar a simple vista que tienen un olor muy fuerte y suelen estar llenas de arena, por lo que hay que pasarlas por agua abundantemente.
Posteriormente debemos abrir las volandeiras con la ayuda de una puntilla (se abren con cierta facilidad). Cuando notemos que se abren, pasamos la puntilla a ras de la concha más plana para despegar la carne mientras abrimos la concha completamente.
Una vez abiertas, utilizamos la puntilla para retirar las membranas (de color oscuro o grisáceo) para dejar solo la nuez (la esfera blanca) y el coral (la lengua anaranjada). Lavamos bien por debajo del grifo sin soltar la carne de la volandeira de la media concha, asegurándonos de que no queden restos de arena y que queden impolutas.
Si usamos volandeiras congeladas, el proceso de limpieza se facilita. Pese a que ya vienen abiertas, sin membranas y bastante limpias siempre es bueno darles un par de aguas para terminar de limpiarlas bien de arena y posible suciedad.
En esta ocasión compartimos una receta que es fácil pero quizá la mejor manera de servir las volandeiras. Preparamos la beurre blanc o mantequilla blanca.
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